El cuello es la parte de nuestro cuerpo que conecta la cabeza con el tronco. Si pudiéramos mirar bajo la piel, nos encontraríamos con una compleja «red de cañerías» que lleva sangre a nuestra cabeza sin parar.
Esta cañería es la “arteria carótida”. Todos los humanos tenemos dos arterias carótidas que atraviesan nuestro cuello y que nacen muy cerca del corazón, la “arteria carótida derecha” y la “arteria carótida izquierda”.
La arteria carótida izquierda nace directamente de la madre de todas las arterias: la arteria aorta. La derecha en cambio, nace de un tronco común llamado “tronco braquiocefálico”.

Cuando la carótida asciende hasta llegar muy cerca de nuestra mandíbula se divide en dos ramas. Una de ellas, la “carótida interna” que se encarga de llevar sangre al cerebro, y la otra rama, se llama “carótida externa” que a lo largo de su recorrido se va ramificando como un árbol, mientras alimenta de sangre oxigenada otras partes del cuello.
El cerebro es el órgano «más egoísta» de todos los que tenemos. Nuestro cuerpo está diseñado para aportarle sangre constantemente.
De todas las ramas que tiene la arteria carótida externa, hay una que se llama «arteria tiroidea superior” que aporta sangre a la “glándula tiroides”, un órgano que se ocupa de regular el “metabolismo basal”.
El metabolismo basal es la cantidad de energía diaria que gastamos para vivir, como un termostato que nos hace gastar más o menos calor.
Por último, ¿quieres comprobar que tu carótida está en su sitio?
Localiza con tus dedos la tráquea, -un tubo rígido con unos anillos que asciende por el medio de tu cuello y lleva el oxígeno a tus pulmones-. Luego ve hasta el ángulo de tu mandíbula, es decir, el ángulo recto posterior que tu mandíbula describe cuando sube hacia tu oreja, en ese lugar si giras la cabeza y miras a un lado u otro, podrás tocar un músculo que desciende hasta el el pecho, es el “esternocleidomastoideo”.
En algún lugar entre esos tres puntos encontrarás el latido de tu carótida que es el eco del pulso incesante de tu corazón. Ese es un punto cercano a donde la carótida se bifurca en carótida externa e interna, ¡pero cuidado! No toques demasiado porque ahí se encuentra el “seno carotídeo” una formación rica en nervios y terminaciones nerviosas que regulan nuestra presión arterial.
ROUVIERE, DELMAS. ANATOMÍA HUMANA descriptiva, topográfica y funcional. Editorial Masson. Ed. 11a. 2005.
Alejandro García Pérez es natural de Chantada, un pequeño pueblo del interior de Galicia. A sus 27 años es Licenciado en Veterinaria por la USC, y actualmente está realizando el rotatorio de sexto año de Medicina en el Hospital de A Coruña. En sus ratos libres se dedica a su otra gran pasión, la ilustración médica. Ha participado en varios proyectos editoriales para el departamento de Anatomía de la Facultad de Medicina de la Universidad de Santiago de Compostela.