Una curiosa coincidencia astronómica dará lugar a un eclipse lunar total justo cuando nuestro satélite -la Luna- se acerca más a la Tierra. En determinados puntos del planeta se podrá disfrutar de un espectáculo protagonizado por una luna gigante de color rojo.
No es fácil que coincidan un eclipse total, una superluna y una segunda Luna llena en el mismo mes. Y a pesar de no tener ninguna implicación, ni positiva ni negativa para nuestro planeta, es algo curioso que no ocurría desde 1982.
El eclipse de Luna es determinado por el paso de nuestro satélite por la sombra de la Tierra. Como la Luna se halla en una posición opuesta a la del Sol, los eclipses lunares siempre suceden en fase de Luna Llena, siendo al igual que en los eclipses solares, condición necesaria pero no suficiente.
A diferencia de los eclipses solares, los lunares son visibles desde cualquier lugar del mundo, una vez que la Luna está sobre el horizonte en el momento del eclipse.
Durante la totalidad, la Luna no desaparece de la vista, sino que adquiere una tonalidad rojiza, razón por la que se la conoce como ‘Luna de Sangre’. La atmósfera de la Tierra, que se extiende unos 80 km más allá del diámetro terrestre, actúa como una lente desviando la luz del Sol, al tiempo que filtra eficazmente sus componentes azules, dejando pasar solo luz roja que finalmente será reflejada por la Luna, dándole un resplandor cobrizo característico.
Según datos proporcionados por la NASA, en el año 2018 se producirán dos eclipses totales de Luna: el 31 de enero y el 27 de julio. El de este mes será visible completamente (con un máximo sobre las 13:30 horas GMT) desde Australia y el este de Asia, mientras que su observación desde Europa occidental no será posible.
El segundo eclipse lunar del año se podrá ver, al menos su fase final, desde el oeste de nuestro continente; pero deberemos esperar hasta el 21 de enero de 2019 para ver todas las fases de un eclipse total de Luna.
Fuente: IAC